¿Reconstruir o no reconstruir? He ahí el dilemaAl finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania y Austria quedaron devastadas por la guerra y Alemania fue ocupada militarmente. Las potencias aliadas dividieron el territorio alemán situado al oeste de la línea Oder-Neisse en cuatro zonas de ocupación, teniendo en cuenta las fronteras del Reich en 1937. Los territorios situados al este de esta línea fueron repartidos entre Polonia y la Unión Soviética, despojando a Alemania de territorios históricos tales como Prusia Oriental, Pomerania, Silesia (norte y sur) y una buena parte de Brandenburgo.
Mapa de las pérdidas territoriales de Alemania en el siglo XX. Fuente: Germanborders.svgAsimismo, el arrasamiento de la economía y capacidad industrial del antiguo Reich fue total. El oficial británico y escritor William Byford-Jones escribió en 1945 sobre la población alemana:
¡Desechos humanos! Mujeres que habían perdido a sus maridos e hijos, hombres que habían perdido a sus mujeres; hombres y mujeres que habían perdido sus hogares y a sus hijos; familias que habían perdido enormes granjas y fincas, tiendas, destilerías, fábricas, molinos, mansiones.
Inicialmente, los vencedores tenían muy claro que no se podía permitir que Alemania volviera a tener capacidad industrial que volviera a ser utilizada en el futuro para la guerra, tal como había ocurrido después de la Primera Guerra Mundial. Incluso el secretario de guerra de Estados Unidos, John Foster Dulles, sostenía que la única fórmula para el pueblo alemán era:
"Regresarle a su etapa preindustrial y mantenerlo allí por siempre".
John Foster DullesSin embargo, la tesis de Dulles no prosperó. En cambio, a partir de 1947, cuando se planteó el nuevo enfrentamiento entre Occidente y el bloque comunista, quedó claro que era necesario reconstruir Europa para evitar que cayera en manos de los soviéticos, tal como había ocurrido con los países del sector oriental (la parte este de Alemania, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumanía, Yugoslavia y Albania).
El grueso del apoyo a la reconstrucción fue estructurada a través del Plan Marshall, mediante el cual el gobierno estadounidense invirtió cerca de 13.000 millones de dólares de la época (equivalentes a unos 130.000 millones a valor actual) para reconstruir el continente entre 1948 y 1951.
La fábrica de Mercedes-Benz en Sildenfingen, a inicios de 1946.Sin embargo, es importante hacer notar que de ese monto, a Alemania sólo le correspondieron unos 1.500 millones de dólares, o sea el 4 por ciento de su PIB de entonces. Mucho menos, entre otras cosas, que lo que recibieron países cuya devastación fue muy inferior.
El gobierno alemán adoptó como política de estado un enfoque keynesiano "a la alemana", en el que el gobierno tenía la obligación y la capacidad de planificar el modelo económico, interviniendo en determinados sectores en caso necesario, lo que vino a ser llamado
Globalsteuerung (Dirección global), estableciendo pautas que fomentaron un crecimiento no inflacionario e ininterrumpido.
Otro hito en la recuperación fue la reducción por parte de los aliados del 50% de la deuda externa alemana durante la Conferencia de Londres en 1952. De este modo Alemania pudo dedicar los recursos liberados a la producción de maquinaria especializada y bienes de consumo industrial, y terminó beneficiándose de las necesidades de otros países europeos que también iniciaban su reconstrucción de postguerra.
La fábrica de Mercedes-Benz en Sildenfingen, a finales de 1947. Un poco más de un año después de las fotografías anteriores.Durante el periodo del
Nachkriegsboom ("El boom de postguerra", aproximadamente de 1946-1975), el modelo de economía social de mercado dio a la República Federal de Alemania un periodo casi ininterrumpido de abundancia y de prosperidad (el crecimiento rondaba el 7 % anual, y el desempleo cayó del 11 % en 1950 al 0.7 % en 1965).