(Tomado, traducido y adaptado de múltiples fuentes http://www.emercedesbenz.com, http://www.topspeed.com, http://www.benzworld.org, http://www.ranwhenparked.com, entre otros)
Introducción
A inicios de los años 50, luego de la destrucción causada durante la Segunda Guerra Mundial, la economía mundial empezó a experimentar un agudo crecimiento que, aparte de generar un aumento en la natalidad (la llamada generación “baby boom”).
Ese crecimiento fue especialmente intenso en los Estados Unidos de América, en donde los veteranos combatientes retornados de la guerra se beneficiaron de nuevas leyes (específicamente la G.I. Bill of Rights) que les ofrecían créditos en condiciones ventajosas y beneficios fiscales a aquellos. Esta generación utilizó dichos recursos para adquirir casas, coches y acceder a la educación universitaria, lo cual contribuyó adicionalmente al crecimiento de dicha economía.
En este entorno, la generación superviviente del conflicto planetario pudo disfrutar de una situación económica mucho más desahogada, generando de manera indirecta un incremento en la demanda de productos y servicios de lujo, entre ellos los automóviles.
Así pues, el importador norteamericano de automóviles europeos Max Hoffman, percibió que el mercado estaba listo para ofrecer vehículos de alto desempeño, aprovechando el aura deportiva de los Grand Prix y de la industria europea previa a la conflagración. Dichos vehículos deberían ofrecer a sus poseedores de las sensaciones y la adrenalina de las carreras de automóviles, así como el estilo y elegancia de la Europa de antaño.
Max Hoffman
Hoffman, quien había comenzado como joyero a su llegada a los Estados Unidos, abrió en 1947 su empresa de importación de vehículos en Nueva York. Aprovechando sus contactos en Europa, se convirtió en concesionario oficial de Jaguar para el este de los EEUU en 1948 y fue responsable de ofrecer en el mercado norteamericano los primeros Volkswagen Käfer desde 1949 hasta 1953.
La influencia de Hoffman como principal importador en el jugoso mercado norteamericano era tal que, aparte de adquirir ingentes cantidades de vehículos, se convirtió en una de las voces más influyentes en los fabricantes del Viejo Mundo, persuadiendo a estos a desarrollar productos a gusto con el mercado norteamericano.
En consecuencia, Hoffman es considerado responsable en la selección de los diseños finales de vehículos tan emblemáticos como el Alfa Romeo Giulietta Spider, donde su insistencia en la inclusión de ventanillas laterales, calefactor y techo de lona cambió la imagen final del vehículo y revolucionó el concepto del coche deportivo.
Alfa Romeo Giulietta Spider
Lo mismo ocurrió con Porsche, quien a sugerencia de Hoffman, diseñó un vehículo más deportivo y económico dentro de su gama: El Porsche Speedster.
Porsche Speedster
Del mismo modo, su influencia fue decisiva en la construcción del roadster BMW 507, cuyo diseño de carrocería fue realizado en EEUU, bajo sus lineamientos, por Albrecht Goertz.
Albrecht Goertz, frente a un BMW 507
Como colofón a todo esto, siendo asimismo importador de Mercedes-Benz, fue instrumental en la creación del 300SL "Alas de Gaviota", forzando al fabricante germano a producir una versión de calle del 300SLR de carreras, al formalizar una orden de 1000 vehículos aún antes que se aprobara dicho proyecto en Sildenfingen.
De derecha a izquierda: 300SL (W194) prototipo #11, 300SL (W194), 300SL (W198) y el 300SLR (W196S) "Uhlenhaut Coupe"